El dilema de iOS

Voy ya por mi segundo modelo de iPhone y reconozco que me siento realmente cómodo con los productos de Apple: tengo también un Macbook Air (mi segundo Mac, después de un Macbook) y en fin, puede decirse que soy uno de esos ‘convencidos’ por Apple para su causa.

Pero la verdad es que también sé reconocer cuando Apple comete un error y creo que lo está cometiendo en el terreno móvil. Voy a intentar explicarme.

De vez en cuando me obsesiono con ciertas cosas y lo cierto es que últimamente sentí­a que tení­a demasiada ‘basura’ instalada en mi iPhone, así­ que me impuse una norma: no pasar de una pantalla de aplicaciones.

Aquello funcionó realmente bien: borré muchas aplicaciones inservibles que no usaba en meses y me quedé con lo esencial, con todo aquello que me parecí­a lo mejor y que podrí­a aprovechar al máximo porque era de la máxima calidad. Pero también encontré un problema: varias aplicaciones preinstaladas del Sistema Operativo que no podí­a borrar y no usaba en absoluto.

¿A qué aplicaciones me refiero? A iTunes, Game Center, Contactos, Música , Brújula, Tiempo, Notas de Voz, Calculadora, Bolsa, Passbook, Reloj, Recordatorios, Mapas y Calendario. ¿Por qué no las uso? Porque uso otras apps de terceros que me parecen mejores, como Spotify, Evernote, Rise, Google Maps, Fantastical, Things o Solar. Y creo que Apple deberí­a entender esta actitud.

En cuanto a ordenadores, Apple ofrece software que sin duda está bien y los consumidores podemos usar, como Keynote o iMovie, pero tenemos otras mil alternativas como Final Cut o Powerpoint, y cada cual es libre de usarlas. Lo que nunca entenderé es que no se puedan desinstalar de iOS esas aplicaciones que, al menos en mi caso, no hacen otra cosa que ocupar espacio.

Creo que Apple deberí­a de dar esa cierta libertad y centrarse mucho más en el hardware y en el Sistema Operativo en general, que es por lo que nos compramos un iPhone (espero que nadie se compre un iPhone por su app para la bolsa), haciendo de iOS de nuevo la experiencia lí­der en el mercado para móviles, cosa que cada vez tiene un poco más en entredicho.

Nota: este artí­culo ha sido escrito con Marsedit, delicioso software para bloggers en Mac.

Por qué ya no estoy en Instagram

Recientemente Instagram, después de haber sido comprado por Facebook, ha cambiado sus términos de servicio abriendo la puerta a monetizar la plataforma de una manera similar a la que siempre ha hecho Facebook: compartiendo tus fotos sin tu consentimiento o compartiendo tus datos con terceros sin que te enteres.

Recordemos ahora estrategias pasadas de Facebook como Facebook Beacon, que terminó cerrándose debido a la polémica por la intrusión a la privacidad que suponí­a (Zuckerberg lo consideró un error). Facebook simplemente ha aplicado a Instagram su misma estrategia tras la compra.

Según analí­ticas como AppData, Instagram habrí­a perdido una cuarta parte de sus usuarios (de 16 millones a 12). Sea cierto o no, yo he cerrado mi cuenta en Instagram, pues era la única manera de evitar que todo el material ya subido a la plataforma se usase con los nuevos propósitos, que entran en vigor en Enero.

La oportunidad de Flickr

Flickr fue uno de los primeros servicios de la llamada ‘Web 2.0’, nació de hecho antes que Twitter y obviamente antes que Instagram. Flickr fue comprado por Yahoo! y debido a una gestión bastante ruinosa, Flickr fue perdiendo terreno poco a poco debido a nuevos players en el mercado como el propio Instagram con los fotógrafos casuales o como 500px con los fotógrafos profesionales.

En Julio de 2012 Yahoo! dio un golpe de efecto realmente interesante nombrando CEO a Marissa Mayer, a la sazón la primera ingeniera de la historia de Google, que ahí­ es nada. Hasta aquel momento era Vicepresidenta de Productos de búsqueda y experiencia de usuario en el buscador, por lo que parecí­a una oportunidad muy interesante para Yahoo!.

Poco después de su nombramiento surgí­an en Internet innumerables peticiones de gente solicitando que ‘resucitasen’ Flickr, porque seguí­a siendo un gran servicio web. ¿Y qué sucedió?

No solo regaló un smartphone y un plan de datos a cada empleado de Yahoo!, no solo contrató a la CEO de Lockerz para temas de Marketing y no solo consiguió convencer a Microsoft y Bing para ir a por Adsense juntos, sino que también le metió mano a Flickr.

6 meses después de llegar al cargo, Flickr lanza una gran actualización de su app móvil intentando enganchar de nuevo a gran parte de la comunidad y especialmente al usuario casual que usaba Instagram, ofreciéndole un par de ventajas: filtros, imágenes guardadas en alta resolución y derechos absolutos sobre todo el material subido para el usuario, algo que Flickr siempre tuvo claro y llegó incluso hasta a unirse con Getty Images para que buenos fotógrafos de Flickr ganasen dinero con sus fotos.

¿Y el futuro? Si ahora mismo tuviese que apostar algo, me lo jugarí­a a que Twitter y Flickr van a llegar a un acuerdo. Recordemos que Twitter ya no muestra las fotos de Instagram (por requerimiento de Instagram), cosa que sí­ sucede con Flickr. Además, Marissa Mayer (CEO de Flickr) y Dick Costolo (CEO de Twitter) coincidieron en Google cuando Google compró Feedburner (montado por Costolo, entre otros); y de hecho en Twitter se alegraron bastante del movimiento en Yahoo!. Aunque Twitter ya haya añadido filtros a su app móvil, ¿veremos algún tipo de alianza entre Twitter y Flickr en el futuro?

Otra web es posible

Hay tres artí­culos que me han gustado mucho últimamente: uno es The Web we lost de Anil Dash (ha escrito una continuación), otro es Goodbye ubiquitous digital service de Chris Webb, y el otro algo más antiguo, es The Best por Dustin Curtis. Extraí­do del segundo:

As a result of the amount of time I spend with digital technologies and mobile devices it makes sense to me to consider the my digital space in the same way I consider my home. I wouldn’t intentionally let people in my house to collect information about me and then sell it, I don’t appreciate door to door salesmen or telemarketers and I certainly don’t buy products that aren’t in some way designed to be functional.

De lo que se trata aquí­ es de mantener el control sobre lo que publicamos en Internet. De acuerdo en que es su modelo de negocio, pero Flickr nos ha venido demostrando que en lo referente a la «Web 2.0», otros modelos de negocio son posibles que no sean comerciar con tus datos (aquí­ explican bien el modelo de Flickr).

Pagué por Pinboard para alojar mis marcadores exportados de Delicious, pagué por Fever para leer mis feeds en mi servidor sin depender de Google, pagué por App.net para apostar por una red social algo distinta y construí­da de una manera más honesta y llevo pagando mi cuenta Pro en Flickr desde hace años porque creo en su servicio y me gusta su servicio.

Hace años Movable Type era el rey del blogging y terminó no entendiendo al mercado y a las licencias, por lo cual apareció WordPress y le dió una buena estocada. Google o Facebook siguen empujando para ver dónde está el lí­mite en el uso que hacen de nuestros datos y por ahora siguen empujando porque nadie hace nada. Creo que moviéndonos de Instagram a servicios como Flickr tenemos una confianza mayor en que somos capaces de retener el control sobre nuestros datos, y eso es muy importante de cara al futuro. O al menos me lo parece.

De lo urgente y de lo importante

Una de las cosas más buenas que tiene The Cocktail es que de vez en cuando viene gente ‘de fuera‘ a dar una charla distinta, porque es un grupo reducido y porque somos más técnicos, hay más posibilidades de inspirar, etc.

La última fue hace apenas una semana y fue de Daniel Gayo, profesor en la Universidad de Oviedo y especialista en análisis de datos con Redes Sociales: profiling, análisis de futuros, tendencias y demás cosas que se pueden sacar de todo lo que hacemos y decimos en la red. Tengo la sensación de que hace tiempo ya habí­a visto alguna presentación suya porque la habí­a enlazado alguien del equipo de Politikon en Twitter, es probable.

En la charla Daniel sacó a colación el tema de lo urgente y lo importante, que es algo en lo que estuve enredado a nivel personal durante un tiempo largo hace unos años y creo que cada vez es más importante respecto del mundo en el que vivimos. Creo que por la crisis y por ciertas maneras en las que hemos sido educados y la propia estructura de la sociedad actual, damos más prioridad a lo urgente que a lo importante, lo cual a veces nos aparta mucho de los objetivos y nos hace caminar como pollos sin cabeza y de una manera un tanto errática.

Todo viene por la polémica que ha surgido en la blogosfera a raí­z de una nota de prensa que hemos visto varios esta mañana por la presentación de Movistar Influencers, una nueva plataforma de Movistar orientada hacia un supuesto tipo de público autodenominado influencer. Lo cierto es que el debate era necesario desde hace un tiempo en el sector y esta acción de Movistar simplemente ha sido un desencadenante y no un ataque especí­fico a la marca. Recomiendo antes de que sigas que te leas los artí­culos de Pepe Ortuño (link), Antonio Ortiz (link), y Miren Mariño (link) al respecto para hacerse una idea de por dónde van los tiros.

Cuando la blogosfera cabí­a en un bar

Salvo a Miren, conozco a Pep y a Antonio desde ya hace años y sé que, al igual que yo, han sido invitados a eventos por supuestamente, según la marca o agencia de turno, ser influencer en algún ámbito concreto, por lo que saben muy bien de lo que hablan y me parecen dos crí­ticas muy razonables.

Sus artí­culos se juntaron con el recuerdo de ver la semana pasada a Juan de Blogoff presentando los Premios Bitácoras 2012 como un auténtico rockstar (Juan, admí­telo, que además se te da bien) y recordé un tiempo en el que la blogosfera cabí­a en un bar. En un bar que cerró, por cierto.

Aquel lugar era el Negone, cerca del Santiago Bernabéu, y aquella era la ceremonia de entrega de los Premios 20Blogs 2006 ó 2007, la primera o segunda edición, vaya. Allí­ Juan iba como finalista por Blogoff y yo iba finalista por este blog; pero allí­ también estaba Alvy de Microsiervos, Antonio Delgado, Nacho Escolar, Rodrigo Zordor, Jonan Basterra, Marcos Morales, Gorka Limotxo, Antonio Cambronero, Octavio Rojas, Antonio Ortiz, Mauro Fuentes, Manu Contreras, etc… . Creo que ninguno de los que estaban allí­ en aquel momento se consideraba influencer ni tení­a lo que tiene ahora. Si bien es obvio que la blogosfera ha crecido.

Pero, como decí­a, la blogosfera fue creciendo y en 2008 ya encontramos ciertos sí­ntomas de que algo raro pasaba, si bien era algo muy de nicho (blogs tecnológicos) y con eventos concretos (presentaciones de producto) donde se invitaban a los bloggers y se pagaba por ciertas menciones. Un ejemplo de esta crí­tica la podemos ver en la entrevista de Antonio Delgado a Manu Contreras (Julio 2008), que causó bastante revuelo en lo que era la blogosfera en aquel momento y con cosas que aún se pueden seguir criticando a dí­a de hoy, 4 años después.

Como dice Manu en la entrevista, quizá el problema sea en que se intentan trasladar antiguas prácticas del viejo mundo por parte de las agencias e intentan aplicar cosas que hací­an con los periodistas a cosas que hací­an con los bloggers. A raí­z del tema de Internet y antiguas prácticas, recomiendo ver esta pequeña charla de Alberto Knapp (CEO de The Cocktail) en 2009 donde poní­a muy bien en contexto lo que es la innovación y como al principio con todos estos cambios lo que se intenta es replicar un modelo antiguo para luego empezar a hacer algo nuevo y ‘nativo’ de ese nuevo medio. Y precisamente eso es lo que creo que está pasando.

Y ahora, ¿qué hacemos?

No me importa en absoluto entonar el mea culpa porque todos los que trabajamos en esto hemos evitado discusiones con el cliente a la hora de hacer un evento e intentar mejorar este tipo de cosas. Volvemos otra vez a la dicotomí­a de urgente vs. importante y reparamos en que la selección de gente para invitar a un evento suele dejarse para el último lugar (normalmente porque hay que hacer otras cosas del evento) y al final uno termina tirando de la agenda más cercana, lo cual redunda en un alto nivel de repetición de gente en sus eventos.

Reconozco también que como blogger he rechazado ir a algún evento porque no veo el motivo de que me inviten a algo sobre lo que no controlo y reconozco también que en otros casos he asistido por simple insistencia debido a que poca gente iba a asistir al evento, alargando una y otra vez esto que intentamos solucionar, o al menos poner parches.

Sin duda alguna como dice Pep en su post, la situación ideal es caminar hacia eventos mucho más verticales y de nicho, pero hay que pensar en cómo ejercer una labor pedagógica de cara al cliente para evitar caer en la tentación de jugar con las cosas ‘a volumen’, calculando métricas cuantitativas tan ‘falsas’ como el número de gente a la que has impactado o si tu evento ha sido Trending Topic en Twitter o no. ¿Realmente aporta algo de valor?

Por nuestra parte, por la parte de gente que trabaja en agencias colaborando en este tipo de eventos, tenemos que reflexionar profundamente sobre cómo mejorar en este tipo de procesos, ser más ágiles y pensar en cómo vender esta evangelización lógica a los clientes, que vienen con filosofí­as de impactos y alcances que quizá en ciertos contextos digitales no tengan toda la lógica si estamos hablando en torno a relevancia y valor. Pero yo creo que es solo cuestión de tiempo y adaptación a esta nueva situación.

(Como excepción he decidido activar los comentarios de este artí­culo. Siéntete libre de abrir el debate y criticar este artí­culo, me gustarí­a ver un debate constructivo).

La reconversión del periodismo

No recuerdo cuándo fue la primera vez que visité la redacción de El Paí­s, lo he olvidado completamente. Supongo que la anfitriona de aquella visita serí­a Rosa aunque igual fue una visita para otra cosa. A Miguel Yuste 40 he ido varias veces de visita o por motivos profesionales; incluso una vez fui a dar una charla sobre Redes Sociales dentro del programa de formación de Directivos que tienen, llamado Prisa Top Talent.

Supongo que esos mismos mandos intermedios y directivos que han estado las dos últimas semanas negociando el ERE que parece dejará temblando a una mí­tica redacción del periodismo español. O quizá no, pero no puedo evitar ahora recordar esas visitas tan mágicas a un lugar así­ para alguien tan ‘de provincias’ como un servidor. Pensar que de ahí­ a diario salí­an las noticias que España tocaba con sus manos todos los dí­as al dí­a siguiente suponí­a para alguien como yo algo casi mí­stico.

Y, en fin, se ha acabado el tiempo y a partir del Lunes llegarán las cartas de despido a PRISA. Me ha gustado mucho El Paí­s se rompe, que es el artí­culo que le ha dedicado Juan Varela a todo este tema. Obvia decir que Periodistas 21 por suerte continúa siendo un buen lugar donde leer hacia dónde va el periodismo o qué se está haciendo por ahí­.

Relacionado con todo esto del futuro nunca está de más leer la entrevista a Gumersindo Lafuente en JotDown: un tipo que ha montado algo como Soitu en su momento y que luego ha devuelto el liderazgo online a El Paí­s quizá tenga algo de idea sobre lo que habla. La marcha de su talento parece que sirvió como antesala de lo que vendrí­a después, que no es más que otra enorme fuga de talento.

Pero no todo van a ser malas noticias: creo que hay alternativas entre todo este caos, y Eldiario.es me parece una bastante aceptable. Tampoco es que sea algo realmente revolucionario en cuanto a modelo pero sí­ que están haciendo cosas interesantes como dar la posibilidad de que la gente se haga socia por 5€ al mes. Yo me hice socio y veo que sus datos no son del todo malos para el poco tiempo que llevan online. El talento sigue existiendo y ninguna empresa es propietaria de ello. Seguro que de este ERE de El Paí­s saldrá algún nuevo proyecto realmente interesante.

Es hora de pagar en Internet

Leo en el blog de Fesja un interesante post: «Es hora de pagar (más) por las apps», donde pone varios casos de ejemplo sobre cómo en Internet cada vez, por la crisis o por simple evolución del modelo, se va hacia un pago más directo sobre los servicios que usamos, y no algo indirecto (publicidad, datos, etc).

Y todo esto viene al caso de App.net, un «clon» de Twitter desarrollado por alguien que, cansado de ver publicidad y demás en Twitter, se planteó qué pasarí­a si Twitter fuese de pago. Todo comenzó con este post en el blog de Dalton Cadwell (CEO de App.net y de Picplz, para subir fotos a Twitter), donde abrió un muy interesante debate, presente en casi cualquier startup relacionada con Social Media, donde lo que se discute es a quién poner en el centro: al usuario o al anunciante. Esa batalla, al menos hasta el momento, la termina ganando siempre el que defiende al anunciante, porque es al fin y al cabo del que se obtiene la financiación.

Pero Dalton decidió montar directamente algo similar a Twitter y hacerlo de pago. Montó una especie de Kickstarter y decidió que si querí­as un año de suscripción al servicio tienes que pagar $50, mientras que pagas $100 si quieres una cuenta de desarrollador, con acceso a la API y demás. Ha recaudado cerca de 1 millón de dólares, que se dice pronto, y que serí­a su facturación anual para 2012 hasta el momento.

Me hice cuenta en Julio dentro de App.net y hasta hace unos dí­as no tuve acceso, porque están un poco colapsados por el aluvión de gente. Entré por la misma curiosidad que me llevó a entrar en Twitter en 2006 o en cualquier otra red social, a diferencia de que por ésta sí­ que he pagado directamente. No me importarí­a pagar $50 anuales por Twitter si eso me permitiese ciertos beneficios como no tener publicidad, por ejemplo. Al fin y al cabo es mucho menos dinero que una suscripción anual a Spotify, por ejemplo (99€).

A lo que voy es que, al igual que sucede con la música igual creo va a suceder con estas empresas de servicios sociales: uno seleccionará sus 2-3 favoritos por los que pagará lo que haga falta porque le resultan imprescindibles o le encantan, mientras que por el resto pagará más bien poco o lo usará gratis a cambio de algo (publicidad, etc).

La pregunta que se hace todo el mundo es: ¿Y hay gente en App.net? Pues tengo que admitir que ayer estuve echando un ojo y sí­ hay caras conocidas para mí­ como el propio Fesja, Pantulis, Rafacampoamor, Javi Soto o Victoriano Izquierdo. Supongo que a App.net le falta aún salir del Alpha y sacar una beta con cosas interesantes como subida de imágenes, app para iOS que está en desarrollo y una serie de cosas que merezcan la pena y sean realmente diferenciales sobre Twitter. Sea como fuere, App.net me parece, al menos por ahora, la apuesta más seria para Twitter en bastante tiempo. Y quizá la batalla pueda ser apasionante, veremos.

Por cierto, en App.net soy Milleiro.

PD: Sobre la crisis de Twitter cerrando la API a cal y canto ya se ha hablado bastante. Entre los últimos posts interesantes publicados por ahí­ están este post de Dustin Curtis o este post de Ben Brooks.

El valor de la confianza

Si hay algo que me parece clave para que un negocio funcione es la confianza: un bien intangible que carbura las mejores relaciones y que como todo lo bueno también tiene algo de fragilidad. Pocas cosas hay peores como la pérdida de la confianza. Por ello también su valor.

En Pontevedra nació en el 68 Supermercados Froiz, una cadena que está entre las 20 primeras en España en distribución minorista, con 260 tiendas en varias comunidades. Su fundador, Magí­n Froiz, es alguien a quien tengo mucho respeto, por su manera de ser que expresa de vez en cuando, como en esta recomendable entrevista donde resume su filosofí­a elemental y tan olvidada a veces de poner al cliente en el centro.

Mi madre, también emprendedora en Pontevedra, con una Agencia de Viajes que desde el 71 aún mantiene abierta en el centro de la ciudad –pregúntenle a cualquier pontevedrés si no ha viajado alguna vez gracias a mis padres– siempre me poní­a como ejemplo el caso de un supermercado de Froiz que, desde siempre, ha mantenido a los mismos empleados allí­ con su misma filosofí­a: el carnicero que lleva allí­ décadas y establece confianza con sus clientes, la cajera que es ‘la de siempre’…

Vengo de comprar hace un rato en el supermercado de enfrente de mi casa, que es un Mercadona, y viene a ser un poco la antagoní­a bajo mi punto de vista al modelo de Magí­n Froiz: excesiva rotación de personal, las pesadillas de sus interproveedores… en fin: Mikel Iturriaga lo expresó mucho mejor que yo en su «Estimado Señor Mercadona».

Con el tiempo he visto y he aprendido la importancia de la confianza, puede llegar a ser algo realmente valioso. Cuando te pones a abrir un blog o cualquier proyecto en Internet, tienes que tener una confianza clave en la gente que tiene los servidores donde alojas todo: es realmente fácil tener una pesadilla con un servidor y poder echar a perder años de trabajo o dinero si realmente tienes un negocio online.

En todos estos años luchando con hostings para las cosas que he ido haciendo en Internet he valorado sobre todas las cosas la atención al cliente, el poder enviar un email o una llamada urgente en la madrugada porque se te ha caí­do el servidor y tener a alguien al otro lado que inmediatamente se pone a trabajar en ello.

Reconozco que, tras años y años probando aquí­ y allá, con hostings americanos y españoles, puedo decir que he establecido una relación de auténtica confianza con los chicos de RedCoruna, un pequeño (en aquel momento) alojamiento español que contactaron conmigo hace años para contarme un poco lo que hací­an y permitirme probar sus servicios.

El trato con la gente de RedCoruna es excepcional: sus técnicos tienen una paciencia y una destreza que pocas veces he visto para problemas con servidores. Además, la confianza de poder tener alojado en España tu sitio con la posibilidad de tener soporte 24 horas en castellano es algo que te quita cualquier miedo de la cabeza y permite centrarte en lo fundamental: tu trabajo en Internet.

Puedo asegurar que no he cobrado un euro por escribir este artí­culo; es más: busca los comentarios sobre RedCoruna en Twitter y verás que el porcentaje de gente contenta es realmente elevado. Es reconfortante ver que hay gente que aún sigue valorando la confianza en sus negocios.

5 apps para iOS que me han gustado últimamente

íšltimamente he probado algunas aplicaciones interesantes de iOS y aprovecho este post para comentarlas y quitarlas de la lista de ‘pendientes’. Reconozco que cada vez tengo menos aplicaciones en mi iPhone y creo que es tendencia general a usar más el navegador y menos las aplicaciones, pero pese a todo se siguen haciendo muchas aplicaciones interesantes que merece la pena destacar:

  • Cheddar es otro de esos gestores de listas de cosas por hacer pero con sincronización y multiplataforma. Recuerda un poco a Wunderlist pero tiene alguna cosa más y el diseño es realmente bonito.
  • Real Racing para Mac controlado desde iPhone/iPad es algo que no es una aplicación de iPhone al uso, pero me encanta y he descubierto hace relativamente no mucho. Real Racing es un genial juego de carreras para Mac e iOS y ahora se puede, con el juego del Mac, usar el iPhone como volante si están conectados a la misma Wi-Fi y sin necesidad de comprar la app en iOS, pues va todo por el navegador Safari. La experiencia es bastante buena.
  • Byword se ha convertido en mi favorita para escribir textos largos en Mac o desde mi iPhone, pues además lo puedes sincronizar en Dropbox y puedes exportarlo a Tumblr, WordPress y cualquier otra plataforma. Se ha convertido en una imprescindible.
  • WTHR será la app del tiempo favorita para todos los fans de Dieter Rams y del minimalismo, utilitarismo y sencillez en el diseño. El tiempo desde un punto de vista minimalista.
  • Gabi me ha sorprendido gratamente. Digamos que entra dentro de la categorí­a de «Aplicaciones de visualización de información» como pueden ser Flipboard. Si Flipboard se encarga de feeds de información en general, Gabi se encarga exclusivamente de información en tu cuenta de Facebook, jugando además con condicionales. Por ejemplo, cuáles son las fotos de tus amigos más vistas esta semana, pero de una manera realmente bonita. Merece la pena pagar por ella.

A todo esto, una reflexión final: nunca entenderé el hecho de Apple de no dejar en su App Store aplicaciones de juegos de azar o de material adulto, que se pueden encontrar en cualquier sitio de Internet fácilmente. A dí­a de hoy ya se puede jugar al póker desde el móvil en España pero no desde iOS, lo cual es un poco raro teniendo en cuenta que fácilmente en Internet con cualquier navegador se puede jugar a la modalidad Texas Holdem o a cualquier cosa medianamente prohibida en la App Store. ¿Supondrá un cambio esta medida ahora que no está Jobs? Yo apuesto a que sí­, en un futuro no muy lejano. Veremos qué sucede.

Instapaper, nuevas maneras de consumir contenido

De un tiempo a esta parte he comentado en varias ocasiones mis nuevas maneras para consumir información en este 2012.

Querí­a destacar un elemento central que cada vez es más clave en mi vida diaria como lector y recolector de información, que se ha convertido en algo casi imprescindible. Ese algo es Instapaper.

El Instapaper ‘almacén’

El objetivo fundamental de Instapaper es ser el refugio para el contenido que quieras leer pero no puedas en este preciso instante.

Instapaper funciona bien a dos niveles. En un primer lugar, Instapaper es ese lugar donde almacenas todo lo que deseas leer más tarde. Punto. Puede ser por diversos motivos, pero el más básico es porque no tienes tiempo en ese momento para leerlo: estás en el metro, estás en el trabajo o simplemente quieres leerlo más tarde con calma. Instapaper es gratis y desde el momento en que te registras puedes empezar a guardar contenido.

Instapaper es ese lugar donde almacenas todo lo que deseas leer más tarde.

Donde realmente funciona bien Instapaper, al menos bajo mi uso, es gracias a dos cosas: primero gracias al bookmarklet que se instala en la barra de marcadores de cualquier navegador y que permite que con un simple click y en unos segundos tengas esa web guardada para leer más tarde. En segundo lugar su aplicación de iPhone es deliciosa (hay también para Android y otras plataformas). Es una aplicación de pago pero realmente merece la pena cada céntimo de lo que cuesta para leer por lo cómoda que es en esos instantes de «me gustarí­a leer algo ahora y no tengo qué leer» como en los viajes en metro o simplemente por las mañanas en cama. Se ha convertido en una app imprescindible en mi iPhone.

El Instapaper ‘red social’

Si todos los usuarios de Instapaper leen contenido que se supone interesante…¿por qué no compartirlo con amigos en el mismo ecosistema?

Hace no mucho, el creador de Instapaper (Marco Arment, lead developer de Tumblr hasta 2010) decidió hacer algo realmente genial: si todos leemos cosas en Instapaper y tenemos la posibilidad de hacer ‘like’ sobre los mejores artí­culos de Instapaper… ¿Por qué no ver lo que otros amigos han hecho like y así­ descubrir contenido nuevo e interesante?

Sinceramente, sigo a 4 ó 5 personas en Instapaper que me aportan un 90% de los artí­culos que considero útiles para aprender en mi labor profesional a dí­a de hoy. Por ejemplo, estos artí­culos interesantes he encontrado últimamente:

Realmente hay varias cosas interesantes en el ecosistema de likes de Instapaper como la ausencia de perfiles de cada una de las personas ni tampoco la existencia de números de following/followers en Instapaper que tanto drama causan a esta sociedad moderna. Simplemente enchufas tus perfiles de Facebook y Twitter y te dice cuántos de tus contactos usan Instapaper. Si les sigues o les dejas de seguir da igual, ellos no van a recibir notificación ni lo sabrán. Simplemente leerás lo que hace like… ¿Que de eso se trataba en realidad, no?

Me gustarí­a mucho mucho que alguna gente que conozco y que tengo en bastante estima usase Instapaper pues es interesante leer las fuentes de otros y, al fin y al cabo es conocimiento compartido y distribuí­do.

El modelo de Instapaper ha funcionado tan bien que incluso Apple ha hecho un clon para Safari en Windows, Mac e iOS. Todo prácticamente igual salvo la parte social. Justo la mejor.

Disclaimer 1: Obviamente comparto artí­culos en Instapaper. Si me sigues en Twitter supongo que me encontrarás en Instapaper y podrás leer mis likes y los de tus amigos que usen Instapaper.
Disclaimer 2: Cada vez que entro en mi blog a escribir un artí­culo tengo una actualización nueva de WordPress. Me pregunto de qué es sí­ntoma: si es que escribo poco o que en WordPress trabajan mucho.

¿Por qué una marca miente?

A veces una marca termina mintiendo: a veces es muy sutil, a veces simplemente es una manera de «visualizar la cosas» y alguien de la marca te dirá que no es una mentira, es simplemente «una visualización algo distinta de las cosas» o «un punto de vista distinto, pero no mentira».

Mentir es de las peores cosas que le puede suceder a una marca. Así­ lo creo, porque el consumidor es cada vez más y más inteligente y sabe que, cuando detecta una mentira, algo se cae en la relación con esa marca, se introduce una sospecha siempre, no es una relación de confianza al 100%. Como en cualquier relación.

Cuando llega una crisis (de consumo, de ventas, de confianza o de lo que sea) la marca se pregunta extrañada qué ha podido pasar, hace mil y una investigaciones que resultan no servir para nada y sigue viviendo en un mundo paralelo donde todas sus promociones son imbatibles y el cliente deberí­a jurar fidelidad eterna. Pero sucede que todo suma y todo se queda en la mente, pues además el mentir se queda presente en el ADN de cualquier empresa, es parte de cualquier polí­tica o actuación. Siempre se intenta «mentir».

Creo que es saludable salir de nuestra burbuja, de ese cí­rculo habitual en el que trabajamos o con el que hablamos a diario y ponernos en la piel del usuario, del cliente, del consumidor, y pensar si realmente todo lo que se le ha dado era honesto y coherente con un mensaje de marca que apuesta por unos valores supuestamente positivos.

Restablecer la confianza entre dos entidades es una de las cosas más difí­ciles que existe en el mundo. Y si no que se lo digan a cualquier macroeconomista.

No, no pienso escribirte para que me des de baja en tu newsletter

Admito que con el tiempo me he vuelto un talibán en el tema de las newsletters; prácticamente todo lo que hacemos online tiene una newsletter y en la mayorí­a de los casos con un único objetivo: que consumas más.

Tengo que decir, llegados a este punto, que hay newsletters no comerciales, faltarí­a más: de hecho durante un tiempo he ido alternando y he estado suscrito a newsletters bastante interesantes como Good, Brain Pickings Weekly, Now I know, Milkshake, TBD… aunque reconozco que a dí­a de hoy solo mantengo la suscripción a Netted, WPMail.me y The Hacker News Newsletter, de donde destacarí­a esta última, que al menos bajo mi punto de vista ofrece una selección semanal de artí­culos geeks bastante chulos.

A lo que voy, ¿Qué tienen en común todas estas interesantes newsletter americanas? Que el 100% de ellas permiten darse de baja en un click. Haces click en un enlace, visible al final del email y ya está, adiós muy buenas. En definitiva: si alguien se quiere ir por qué vas a impedí­rselo, ¿qué puedes ganar positivo con ello?

Mientras, en España, he llegado a ver de todo cuando he tomado la decisión de darme de baja de una newsletter, normalmente comercial y que no me aporta nada: la tradición es mandar un e-mail a alguien para ser dado de baja. Y ahí­ empieza la odisea: he llegado a ver cómo el email que enviaba para pedir la baja rebotaba, como si no existiese ese email o estuviese lleno. El siguiente paso natural, al menos en mi caso gracias a Gmail, es hacer un filtro para que todos los emails que lleguen de esa dirección sean directamente borrados.

El colmo viene cuando intentas hacer un filtro y te fijas como, curiosamente, el emisor cambia la dirección de email para evitarte hacer un filtro, así­ que el asunto de darte de baja se te pone entre ceja y ceja y, obviamente, consigues hacer un filtro para que no entren, aunque no sea en base al emisor del email. El paso siguiente y final es tachar a la empresa en cuestión de tu shortlist a la hora de consumir algo.

Normalmente este tipo de cosas van acordes con el espí­ritu de la empresa, todos tenemos al menos un caso en la cabeza de este tipo de situaciones con alguna newsletter. Pero, por suerte, cada vez la competencia es más transparente y amigable al respecto de este tipo de cosas.