Hemos olvidado seducir

Tengo un Mercadona en la misma manzana de mi edificio, por lo que es muy difí­cil no hacer la compra en otro lugar. Algo cada vez más frecuente en los últimos meses, cada vez más a menudo, es ver que Mercadona ya no vende algún producto de marca que compraba. Lo último fue mi gel habitual de ducha. ¿Los motivos? Supongo que «no se vende lo suficiente«. Eso sí­: Mercadona se encarga de colocar productos de su marca blanca realmente similares por fuera a lo que comprabas en la zona donde estaba el producto de marca que comprabas. He visto hacer eso mismo con el jabón para fregar, con los refrescos de cola y, ahora, con mi gel de ducha. Obviamente compré otro gel no-marca blanca que aún sobreviví­a.

No pienso apoyar con mi dinero una estrategia basada en la simple imposición e intento sutil de confundir a tus clientes, a los que confí­an en ti para hacer su compra, algo poco baladí­. Creo que pocas cosas están tan frontalmente alineadas con mis valores a la hora de vender un producto. Mercadona dispone de un lugar donde vende productos, pero a su vez es juez y parte porque tiene una marca propia, que yo compro en algunos de sus productos. Pero, en otros muchos productos, prefiero una marca concreta. Porque me gusta más su olor, porque creo que es mejor o por cualquier otro motivo. Tengo un hábito creado y, si Mercadona quiere cambiármelo, debe ser mediante la seducción y no mediante la imposición o el intento de engaño, tal y como hace ahora. Que haga competir a su producto en igualdad de condiciones y sea imparcial. Pero no lo es.

No solo en Mercadona…

Todo esto me hizo pensar y lo cierto es que hemos olvidado seducir, convencer, en el dí­a a dí­a. íšltimamente pongo el ejemplo de Podemos, un partido con el que puedes o no estar de acuerdo pero al que le ves cierto mérito en haber conseguido escalar en tiempo récord hasta las primeras posiciones de las encuestas donde la gente da su opinión sobre los polí­ticos. Un nuevo jugador inesperado en un mercado caracterizado por su poca permeabilidad a nuevos jugadores, así­ es nuestra ley electoral.

¿Cómo han reaccionado los partidos polí­ticos a la llegada de Podemos? ¿Han intentado mejorar su «producto»? En absoluto, más bien al revés: en vez de intentar mejorar su oferta para superarles, competir y dejarlos como algo ocasional, se han centrado (con resultados más bien escasos, parece) en intentar desprestigiarles, sacar algún posible asunto turbio y, en algunos casos, insultarles. Olvidando que al insultarles se está también insultando a todo aquel que ha dicho simpatizar con sus ideas. Lo cual parece poco inteligente teniendo en cuenta que puede ser tu público objetivo.

Es la seducción, estúpido

A veces reconozco que me cansa el low cost. Me saturan a veces las propuestas que no parecen tener otro valor que el hecho en sí­ de ser baratas, olvidando la calidad, olvidando ofrecer un buen producto al consumidor. Por seguro la crisis económica tiene mucho que ver en todo esto, pero tengo a veces la sensación que usamos el hecho de competir por precio como una excusa para no esforzarnos en competir por producto, por calidad. O eres barato o eres bueno. Intentemos hacer algo bueno, ya veremos luego cómo lo adaptamos. Al revés es imposible.

¿Por qué una marca miente?

A veces una marca termina mintiendo: a veces es muy sutil, a veces simplemente es una manera de «visualizar la cosas» y alguien de la marca te dirá que no es una mentira, es simplemente «una visualización algo distinta de las cosas» o «un punto de vista distinto, pero no mentira».

Mentir es de las peores cosas que le puede suceder a una marca. Así­ lo creo, porque el consumidor es cada vez más y más inteligente y sabe que, cuando detecta una mentira, algo se cae en la relación con esa marca, se introduce una sospecha siempre, no es una relación de confianza al 100%. Como en cualquier relación.

Cuando llega una crisis (de consumo, de ventas, de confianza o de lo que sea) la marca se pregunta extrañada qué ha podido pasar, hace mil y una investigaciones que resultan no servir para nada y sigue viviendo en un mundo paralelo donde todas sus promociones son imbatibles y el cliente deberí­a jurar fidelidad eterna. Pero sucede que todo suma y todo se queda en la mente, pues además el mentir se queda presente en el ADN de cualquier empresa, es parte de cualquier polí­tica o actuación. Siempre se intenta «mentir».

Creo que es saludable salir de nuestra burbuja, de ese cí­rculo habitual en el que trabajamos o con el que hablamos a diario y ponernos en la piel del usuario, del cliente, del consumidor, y pensar si realmente todo lo que se le ha dado era honesto y coherente con un mensaje de marca que apuesta por unos valores supuestamente positivos.

Restablecer la confianza entre dos entidades es una de las cosas más difí­ciles que existe en el mundo. Y si no que se lo digan a cualquier macroeconomista.

En algún momento hemos perdido al cliente

Me sucedió la semana pasada en Pontevedra: fuimos a tomar algo a uno de mis bares favoritos, el Saudade, mí­tico porque lo regenta una familia de toda la vida y las raciones están realmente buenas.

Entramos y descubrí­ que habí­a personas distintas atendiendo el bar después de muchos años, pero no le dí­ la mayor importancia, hasta que pedimos y tuvimos la siguiente conversación:

Buenas noticias

Maldita sea, alguien tiene que decirlo:

El paro baja al mayor ritmo de su historia (-212.000 personas en 3 meses).

Tengo la sensación de que los comentarios hoy son del tipo «Sí­, ya, en Verano cómo no va a bajar…» y cosas del estilo. Con esa mentalidad nunca saldremos de la crisis, porque la tendremos dentro.

Nos vamos a los extremos

íšltimamente tengo una idea en la cabeza que no deja de rondarme, y no sé muy bien qué es, así­ que para éso tengo un blog y os la cuento. No sé si por culpa de internet, de la crisis o de la evolución en general de las cosas, creo que nos estamos yendo a los extremos, me explico:

  • En cuanto a la sociedad, la clase media es cada vez menos media, y en éso estamos bastantes de acuerdo. Supongo que culpa de la «crisis«.
  • En el mercado de los discos Sony cierra fábricas mientras los vinilos han resucitado en 2010. El mercado discográfico y gran parte del cultural se ha ido hacia los extremos: o te gustan los vinilos y las ediciones cuidadas o te gusta la música en MP3, que normalmente te bajas.

Apuesto a que hay miles y miles de ejemplos de estas cosas. No sé si son extremos o simplemente es, una vez más, la long tail que todo lo termina abarcando, con miles de consumidores cada vez más distintos entre si. ¿Cómo lo véis vosotros? ¿Encontráis más casos?

El ayer es el nuevo mañana

Hola. Tengo la sensación de que tení­a un poco abandonado este blog, y es que han pasado algunas cosas en todo este tiempo, especialmente que tengo un blog personal «más personal» hecho en Tumblr donde limito a dar rienda suelta a mi ego, porque hay gente que quiere saber de mí­ y ya no sabe dónde leer lo que me pasa a diario en mi vida. Pues ahí­. Lo que pienso sobre el mundo: aquí­.

Y querí­a comentar algo que me tiene un poco preocupado últimamente: la visión cortoplacista en la que estamos instalados. hablo en primer persona del plural porque creo que estamos todos en ello. Todos, no hablo especí­ficamente de mi trabajo: hablo de la clase polí­tica, la empresarial, la sindical…

Creo que de repente me siento parte de una generación que tendrá que pagar una hipoteca a unos bancos que están siendo ayudados por unos impuestos que pagamos todos sin habernos preguntado. En serio, es surrealista. Dos visiones sobre ésto; la primera de Iñaki Gabilondo, que anda meditando la retirada:

Durante su discurso, Gabilondo ha arremetido contra las «realidades financieras» que están «imponiendo doctrinas» y «doblegando la voluntad popular» a las democracias, y ha criticado las medidas contra la crisis económica que se están poniendo en marcha en Europa como si fueran «técnicamente inexorables» cuando, a su juicio, se trata de «ideologí­a pura».

La otra reflexión es de mi hermana Irene:

En fin, el caso es que de una forma u otra, nuestros amigos los polí­ticos de hoy nos lo repiten una y otra vez: hay que apretarse el cinturón. Y por eso te vas a tener que jubilar a los 67, pringadillo, y tenemos que quitarte la beca de guarderí­a, se acabaron las prestaciones sociales, nos vamos a cepillar la ayuda al desarrollo, nos cargamos el ministerio de igualdad, y quién sabe qué más. En ello están estos dí­as, discutiendo hasta que agujero nos apretarán el cinturón, mientras discuten los Presupuestos Generales para 2011.

El proyecto presentado por el Gobierno incluye una serie de gastos imprescindibles en estos momentos: 50 millones para el parque móvil ministerial, otros 50 para comprar 770 flamantes misiles IRIS-T, o 135 para compensar a las pobres concesionarias de autopistas por unos «sobrecostes» indeterminados en las expropiaciones. Y estas cosillas son sólo un ejemplo.

Pero tranquilas, tranquilos: tenemos a la oposición para corregir estas aberraciones. De entre las 3.005 enmiendas, ni más ni menos, presentadas al proyecto del Gobierno, voy a resaltar hoy algunas de las del Partido Popular, en particular 3 que solicitan extender los beneficios fiscales aplicables a la celebración de diversos acontecimientos de excepcional interés público (sic): «Caravaca Jubilar 2010″³, la «Salida de la Vuelta al Mundo a Vela-Volvo Ocean Race, Alicante 2011″³ y el «2014 Año de la Dieta Mediterránea».

Así­ va la cosa. Y lo peor es que ni siquiera hay una alternativa: la oposición no parece mejor y en este mundo de mediocridades nos encontramos instalados. íšltimamente no hago más que encontrar faltas de ortografí­a en rótulos de las noticias, en periódicos… y me imagino esos ambientes de trabajo, inundados por la mediocridad y quizá la rutina. Por cierto, hay una empresa llamada Apple, que creo valora otro tipo de cosas y ya vale tanto como Telefónica, Santander, BBVA, Inditex, Iberdrola y Repsol juntas. Tomemos nota, que algo harán bien.

Y de entre toda esa mediocridad es casi obvio que destaque lo mí­nimamente bueno, como el Barí§a de Guardiola. Yo ya termino, pidiéndoos un favor. Que leáis un artí­culo de Raúl Hernández llamado Un proyecto de 20 años, en el que dice cosas como:

No pude por menos, mientras escuchaba a Guardiola, que pensar en España como paí­s. Inmersos en una crisis de caballo, respecto a la que ya dije hace tiempo (va para dos años) que era enormemente pesimista. Vemos como los polí­ticos se dan por satisfechos (¡manda narices!) con aplicar parches cortoplacistas («a ver si hay suerte»), echar la culpa a los de afuera, cuando no directamente se lavan las manos. Eso los que gobiernan, mientras los otros se frotan las manos esperando a ver cómo caen los rivales como fruta madura para así­ subirse a la poltrona sin aportar nada valioso. Y, con este panorama, aún se quejan de que «no hay confianza en España». ¿Pero qué confianza va a haber? ¿Alguien ha dicho, se ha parado a pensar si quiera, qué idea de España quieren poner en marcha, qué proyecto de paí­s queremos para dentro de 30 años, qué «hoja de ruta» vamos a seguir, a dónde va a apuntar nuestra brújula? Sin eso… ¿qué medidas se van a tomar? Pues las que estamos viendo: reformas superficiales, hechas deprisa y corriendo, un dí­a en un sentido y al dí­a siguiente en sentido contrario… de las que encima se esperan resultados milagrosos. Vamos dando palos de ciego. Así­, ¿qué confianza vamos a generar?

Un proyecto de paí­s. Una idea que poner a germinar. La conciencia de que el corto plazo probablemente no tiene arreglo, que los esfuerzos que hagamos ahora empezarán a dar sus frutos dentro de unos años. Pero si al menos somos capaces de transmitir, tanto al exterior como a nosotros mismos, que tenemos un plan, una estrategia, que sabemos a dónde vamos… empezaremos a dar pasos sensatos, coordinados, orientados. Y la confianza empezará a fluir.

Una vez más me quito el sombrero ante tus artí­culos, Consultor Anónimo.

Cómo encontrar trabajo en la crisis

Fantástico. Un joven buscando trabajo en agencias creativas de Nueva York, pero ninguna le hace caso. ¿Qué hace? Gasta $6 en Adwords en las búsquedas de los directores creativos de esas agencias, pidiendo que le contraten, obviamente con un enlace a su sitio web.

A todos nos gusta buscarnos de cuando en vez en Google («egosearch» le llaman), especialmente para ver nuevos resultados y demás historias de reputación online, y más aún si eres un Director de una gran compañí­a en NYC, por tanto era un lugar donde poder obtener gran retorno.

Y como véis en el ví­deo: finalmente consiguió trabajo, por sólo $6. Con creatividad e internet saldremos de la crisis, seguro.

Lo que es la crisis

Anoche fuimos a cenar a una terraza céntrica aquí­ en Salamanca: paso todos los dí­as por delante camino de la oficina pero nunca habí­a estado, así­ que allí­ nos sentamos.

Echando un ojo al menú me fijé en lo siguiente haciendo cálculos: 2€ extra por persona en terraza, 1€ extra por pan, ergo «3€ extra por persona en terraza»…. ergo «15€ extra por 5 personas cenando en una terraza».

De acuerdo, nadie le niega a ése restaurante que se lo han montado bien, lo que me pregunto es si serán de esos hosteleros que se quejan de que la crisis les afecta.

Tenemos también a los taxistas que están en Barajas, tan amigos de hacer una visita turí­stica extra a los turistas que llegan a Madrid, que se dedican a lanzar huevos a los autobuses Madrid Barajas-Salamanca porque dicen que les resta viajes a la estación de bus de Méndez ílvaro al ser ahora directa la lí­nea.

Casos y casos y casos así­ como el de la industria musical tenemos en la crisis, de gente pidiendo ayuda al Estado cuando han estado haciendo prácticamente lo que les ha dado la gana mientras las cosas iban bien, porque ésto es España, el paí­s del cachondeo, de a ver cuánto saco.

Ayer en vez de 18€ fueron 24€, y me pregunto si cobrarán el pan si no te lo comes (y si te lo cobran, si se lo servirán a otros, haciendo negocio redondo), pero sé que no volveré allí­, al menos.