Experiencias crossdevice

Estamos bastante acostumbrados a que los dispositivos de entrada de datos sean cosas un poco básicas: los mandos o los teclados son un ejemplo, con cientos de botones o teclas físicas que hacen distintas funciones en un aparato en cuestión. Pero, desde hace unos años podemos considerar a un smartphone también un dispositivo de entrada de datos, aparte de un dispositivo donde visualizar datos. Y eso tiene sus ventajas.

Desde hace un tiempo tengo un Apple TV de 4ª generación. He de decir a su favor que el mando que lo acompaña es algo un poco más usable que la media gracias a básicamente dos cosas: que es Bluetooth y no infrarrojos (por tanto puedes usarlo desde muchas más partes sin tener que apuntar demasiado) y que tiene una parte táctil que no funciona del todo mal para moverte por los menús. A Siri lo dejamos para otro artículo:

Lo que sí sucede es que, probablemente, una interfaz como un mando donde tienes que ir moviéndote tecla a tecla quizá no sea la manera más ágil de usar algo, y por cosas así en Apple descartaron un iPhone con clickwheel supongo:

¿Qué sucede? Que la propia Apple terminó lanzando al mercado una app móvil para iOS llamada Apple TV Remote que te permite una cosa que cambia bastante tu experiencia: poder usar el teclado de tu dispositivo iOS para introducir texto en tu Apple TV. De esta manera puedes loguearte con campos de texto en distintos servicios de una manera más o menos sencilla; Facebook también ha hecho avances interesantes en este campo y convierten algo tan aparentemente difícil en una TV como un login en algo bastante sencillo y rápido como en el resto de dispositivos, evitando tener que usar uno de esos horribles e inusables «teclados para TV».

Muerte y destrucción.

Otro de esos puntos de fricción son los coches: equipados con sistemas de detección vocal o diversos tipos de instrumentos para moverse por ellos de una manera más o menos sencilla como una rueda con click como en el caso de Mercedes. De igual manera, tener que ir seleccionando letra a letra para meter una calle es un absoluto dolor:

Para solucionar esto volvemos a las experiencias crossdevice: en los últimos modelos de Volkswagen puedes mandar rutas establecidas desde un smartphone al navegador del coche. De esta manera usas el dispositivo más sencillo para teclear (tu smartphone) y el mejor dispositivo para ver la ruta (el navegador de tu coche) para visualizarla. Win win.

Hay otro campo donde poco a poco se empiezan a ver experiencias crossdevice de este tipo: los hoteles. Tradicionalmente, muchos hoteles tenían sistemas de entretenimiento a la carta, con taquilla y demás, todos los hemos disfrutado en alguna ocasión. Pero la llegada de servicios de streaming como Netflix o HBO y los dispositivos móviles hacen que cada vez más gente quiera seguir viendo sus series o sus películas cuando está fuera de casa en un hotel: cualquiera pensaría que teniendo un smart TV se soluciona, pero te toca gestionar esa protección de datos del huésped, que quizá ha olvidado desloguearse. Esto se soluciona en gran medida con servicios para hacer mirroring de smartphone (da igual iOS/Android) como Innspire, permitiendo que los datos privados estén en el smartphone del usuario y la TV del hotel simplemente sirva como lienzo:

Estoy seguro que a medida que pase un poco el tiempo iremos encontrando situaciones donde quizá hacer todo con la misma interfaz no tiene mucho sentido, especialmente en cosas un poco complejas como tener que escribir algo sin tener un teclado al uso o para salvar problemas legales de privacidad como sucede en los hoteles. Y eso ayudará en gran medida a que usemos nuestra TV para más cosas que ver películas o series.

Por qué ya no estoy en Instagram

Recientemente Instagram, después de haber sido comprado por Facebook, ha cambiado sus términos de servicio abriendo la puerta a monetizar la plataforma de una manera similar a la que siempre ha hecho Facebook: compartiendo tus fotos sin tu consentimiento o compartiendo tus datos con terceros sin que te enteres.

Recordemos ahora estrategias pasadas de Facebook como Facebook Beacon, que terminó cerrándose debido a la polémica por la intrusión a la privacidad que suponí­a (Zuckerberg lo consideró un error). Facebook simplemente ha aplicado a Instagram su misma estrategia tras la compra.

Según analí­ticas como AppData, Instagram habrí­a perdido una cuarta parte de sus usuarios (de 16 millones a 12). Sea cierto o no, yo he cerrado mi cuenta en Instagram, pues era la única manera de evitar que todo el material ya subido a la plataforma se usase con los nuevos propósitos, que entran en vigor en Enero.

La oportunidad de Flickr

Flickr fue uno de los primeros servicios de la llamada ‘Web 2.0’, nació de hecho antes que Twitter y obviamente antes que Instagram. Flickr fue comprado por Yahoo! y debido a una gestión bastante ruinosa, Flickr fue perdiendo terreno poco a poco debido a nuevos players en el mercado como el propio Instagram con los fotógrafos casuales o como 500px con los fotógrafos profesionales.

En Julio de 2012 Yahoo! dio un golpe de efecto realmente interesante nombrando CEO a Marissa Mayer, a la sazón la primera ingeniera de la historia de Google, que ahí­ es nada. Hasta aquel momento era Vicepresidenta de Productos de búsqueda y experiencia de usuario en el buscador, por lo que parecí­a una oportunidad muy interesante para Yahoo!.

Poco después de su nombramiento surgí­an en Internet innumerables peticiones de gente solicitando que ‘resucitasen’ Flickr, porque seguí­a siendo un gran servicio web. ¿Y qué sucedió?

No solo regaló un smartphone y un plan de datos a cada empleado de Yahoo!, no solo contrató a la CEO de Lockerz para temas de Marketing y no solo consiguió convencer a Microsoft y Bing para ir a por Adsense juntos, sino que también le metió mano a Flickr.

6 meses después de llegar al cargo, Flickr lanza una gran actualización de su app móvil intentando enganchar de nuevo a gran parte de la comunidad y especialmente al usuario casual que usaba Instagram, ofreciéndole un par de ventajas: filtros, imágenes guardadas en alta resolución y derechos absolutos sobre todo el material subido para el usuario, algo que Flickr siempre tuvo claro y llegó incluso hasta a unirse con Getty Images para que buenos fotógrafos de Flickr ganasen dinero con sus fotos.

¿Y el futuro? Si ahora mismo tuviese que apostar algo, me lo jugarí­a a que Twitter y Flickr van a llegar a un acuerdo. Recordemos que Twitter ya no muestra las fotos de Instagram (por requerimiento de Instagram), cosa que sí­ sucede con Flickr. Además, Marissa Mayer (CEO de Flickr) y Dick Costolo (CEO de Twitter) coincidieron en Google cuando Google compró Feedburner (montado por Costolo, entre otros); y de hecho en Twitter se alegraron bastante del movimiento en Yahoo!. Aunque Twitter ya haya añadido filtros a su app móvil, ¿veremos algún tipo de alianza entre Twitter y Flickr en el futuro?

Otra web es posible

Hay tres artí­culos que me han gustado mucho últimamente: uno es The Web we lost de Anil Dash (ha escrito una continuación), otro es Goodbye ubiquitous digital service de Chris Webb, y el otro algo más antiguo, es The Best por Dustin Curtis. Extraí­do del segundo:

As a result of the amount of time I spend with digital technologies and mobile devices it makes sense to me to consider the my digital space in the same way I consider my home. I wouldn’t intentionally let people in my house to collect information about me and then sell it, I don’t appreciate door to door salesmen or telemarketers and I certainly don’t buy products that aren’t in some way designed to be functional.

De lo que se trata aquí­ es de mantener el control sobre lo que publicamos en Internet. De acuerdo en que es su modelo de negocio, pero Flickr nos ha venido demostrando que en lo referente a la «Web 2.0», otros modelos de negocio son posibles que no sean comerciar con tus datos (aquí­ explican bien el modelo de Flickr).

Pagué por Pinboard para alojar mis marcadores exportados de Delicious, pagué por Fever para leer mis feeds en mi servidor sin depender de Google, pagué por App.net para apostar por una red social algo distinta y construí­da de una manera más honesta y llevo pagando mi cuenta Pro en Flickr desde hace años porque creo en su servicio y me gusta su servicio.

Hace años Movable Type era el rey del blogging y terminó no entendiendo al mercado y a las licencias, por lo cual apareció WordPress y le dió una buena estocada. Google o Facebook siguen empujando para ver dónde está el lí­mite en el uso que hacen de nuestros datos y por ahora siguen empujando porque nadie hace nada. Creo que moviéndonos de Instagram a servicios como Flickr tenemos una confianza mayor en que somos capaces de retener el control sobre nuestros datos, y eso es muy importante de cara al futuro. O al menos me lo parece.

Es hora de pagar en Internet

Leo en el blog de Fesja un interesante post: «Es hora de pagar (más) por las apps», donde pone varios casos de ejemplo sobre cómo en Internet cada vez, por la crisis o por simple evolución del modelo, se va hacia un pago más directo sobre los servicios que usamos, y no algo indirecto (publicidad, datos, etc).

Y todo esto viene al caso de App.net, un «clon» de Twitter desarrollado por alguien que, cansado de ver publicidad y demás en Twitter, se planteó qué pasarí­a si Twitter fuese de pago. Todo comenzó con este post en el blog de Dalton Cadwell (CEO de App.net y de Picplz, para subir fotos a Twitter), donde abrió un muy interesante debate, presente en casi cualquier startup relacionada con Social Media, donde lo que se discute es a quién poner en el centro: al usuario o al anunciante. Esa batalla, al menos hasta el momento, la termina ganando siempre el que defiende al anunciante, porque es al fin y al cabo del que se obtiene la financiación.

Pero Dalton decidió montar directamente algo similar a Twitter y hacerlo de pago. Montó una especie de Kickstarter y decidió que si querí­as un año de suscripción al servicio tienes que pagar $50, mientras que pagas $100 si quieres una cuenta de desarrollador, con acceso a la API y demás. Ha recaudado cerca de 1 millón de dólares, que se dice pronto, y que serí­a su facturación anual para 2012 hasta el momento.

Me hice cuenta en Julio dentro de App.net y hasta hace unos dí­as no tuve acceso, porque están un poco colapsados por el aluvión de gente. Entré por la misma curiosidad que me llevó a entrar en Twitter en 2006 o en cualquier otra red social, a diferencia de que por ésta sí­ que he pagado directamente. No me importarí­a pagar $50 anuales por Twitter si eso me permitiese ciertos beneficios como no tener publicidad, por ejemplo. Al fin y al cabo es mucho menos dinero que una suscripción anual a Spotify, por ejemplo (99€).

A lo que voy es que, al igual que sucede con la música igual creo va a suceder con estas empresas de servicios sociales: uno seleccionará sus 2-3 favoritos por los que pagará lo que haga falta porque le resultan imprescindibles o le encantan, mientras que por el resto pagará más bien poco o lo usará gratis a cambio de algo (publicidad, etc).

La pregunta que se hace todo el mundo es: ¿Y hay gente en App.net? Pues tengo que admitir que ayer estuve echando un ojo y sí­ hay caras conocidas para mí­ como el propio Fesja, Pantulis, Rafacampoamor, Javi Soto o Victoriano Izquierdo. Supongo que a App.net le falta aún salir del Alpha y sacar una beta con cosas interesantes como subida de imágenes, app para iOS que está en desarrollo y una serie de cosas que merezcan la pena y sean realmente diferenciales sobre Twitter. Sea como fuere, App.net me parece, al menos por ahora, la apuesta más seria para Twitter en bastante tiempo. Y quizá la batalla pueda ser apasionante, veremos.

Por cierto, en App.net soy Milleiro.

PD: Sobre la crisis de Twitter cerrando la API a cal y canto ya se ha hablado bastante. Entre los últimos posts interesantes publicados por ahí­ están este post de Dustin Curtis o este post de Ben Brooks.

Asociando el WiFi a algo más

Hace años que un hotel dispusiese de televisión o de lí­nea telefónica era valorado positivamente, como una commodity. Pero a dí­a de hoy, lo que se valora en hoteles, cafeterí­as y espacios públicos es la presencia de internet sin cables, a poder ser de una manera gratuita y a poder ser de calidad, creo que no merece la pena que entre a explicar por qué.

Es por ello que un hotel o una cafeterí­a tenga conexión Wi-Fi se valora cada vez más: es tremendamente habitual ver en los establecimientos Starbucks a gente con sus portátiles trabajando o consultando algunas cosas. Que en los Starbucks sean amables y no te echen por estar bastante tiempo allí­ una vez hayas consumido se deberí­a tener en cuenta, pero es algo distinto…

A lo que voy: ha surgido una oportunidad tremenda con las Wi-Fi. Martí­n Varsavsky con su proyecto de Fon fue un pionero aportando luz a ésto con un concepto muy sencillo: tú compartes el internet en tu casa y tú lo obtienes gratis allá donde quieras que vas. Pero claro, no todos los hosteleros tampoco conocen Fon.

Starbucks en Estados Unidos ha ido, una vez más, un paso por delante y ha creado una red online exclusiva para sus clientes: como cada vez más gente usa el Wi-Fi en nuestra cadena vamos a darles contenidos exclusivos y de paso generamos algunos nuevos espacios publicitarios que no existí­an, de esta manera rentabilizamos el proyecto sin caer en el exceso de publicidad. Chapeau.

Y creo que el futuro va por ahí­, en asociar la Wi-Fi a algo para dar rentabilidad, y me vienen bastantes ideas a la cabeza: servicios web o redes sociales que subvencionen parte del coste a los locales que ofrezcan Wi-Fi gratis para sus miembros, por ejemplo. O el caso de «haz checkin en Foursquare y te damos WiFi», algo que ya aplican algunos.

Por otra parte, me parece tremendamente interesante el concepto de «De acuerdo, te doy Wi-Fi gratis pero también te ofrezco algo más que un simple punto de acceso«, serí­a genial investigar en un modelo de negocio de contenidos y publicidad a cambio de subvencionar la conexión Wi-Fi en establecimientos comerciales. ¿No serí­a viable? ¿Alguien conoce experiencias similares? ¿A quién no le interesa ofrecer Wi-Fi gratis en su local?