Hola. Tengo la sensación de que tenía un poco abandonado este blog, y es que han pasado algunas cosas en todo este tiempo, especialmente que tengo un blog personal «más personal» hecho en Tumblr donde limito a dar rienda suelta a mi ego, porque hay gente que quiere saber de mí y ya no sabe dónde leer lo que me pasa a diario en mi vida. Pues ahí. Lo que pienso sobre el mundo: aquí.
Y quería comentar algo que me tiene un poco preocupado últimamente: la visión cortoplacista en la que estamos instalados. hablo en primer persona del plural porque creo que estamos todos en ello. Todos, no hablo específicamente de mi trabajo: hablo de la clase política, la empresarial, la sindical…
Creo que de repente me siento parte de una generación que tendrá que pagar una hipoteca a unos bancos que están siendo ayudados por unos impuestos que pagamos todos sin habernos preguntado. En serio, es surrealista. Dos visiones sobre ésto; la primera de Iñaki Gabilondo, que anda meditando la retirada:
Durante su discurso, Gabilondo ha arremetido contra las «realidades financieras» que están «imponiendo doctrinas» y «doblegando la voluntad popular» a las democracias, y ha criticado las medidas contra la crisis económica que se están poniendo en marcha en Europa como si fueran «técnicamente inexorables» cuando, a su juicio, se trata de «ideología pura».
La otra reflexión es de mi hermana Irene:
En fin, el caso es que de una forma u otra, nuestros amigos los políticos de hoy nos lo repiten una y otra vez: hay que apretarse el cinturón. Y por eso te vas a tener que jubilar a los 67, pringadillo, y tenemos que quitarte la beca de guardería, se acabaron las prestaciones sociales, nos vamos a cepillar la ayuda al desarrollo, nos cargamos el ministerio de igualdad, y quién sabe qué más. En ello están estos días, discutiendo hasta que agujero nos apretarán el cinturón, mientras discuten los Presupuestos Generales para 2011.
El proyecto presentado por el Gobierno incluye una serie de gastos imprescindibles en estos momentos: 50 millones para el parque móvil ministerial, otros 50 para comprar 770 flamantes misiles IRIS-T, o 135 para compensar a las pobres concesionarias de autopistas por unos «sobrecostes» indeterminados en las expropiaciones. Y estas cosillas son sólo un ejemplo.
Pero tranquilas, tranquilos: tenemos a la oposición para corregir estas aberraciones. De entre las 3.005 enmiendas, ni más ni menos, presentadas al proyecto del Gobierno, voy a resaltar hoy algunas de las del Partido Popular, en particular 3 que solicitan extender los beneficios fiscales aplicables a la celebración de diversos acontecimientos de excepcional interés público (sic): «Caravaca Jubilar 2010″³, la «Salida de la Vuelta al Mundo a Vela-Volvo Ocean Race, Alicante 2011″³ y el «2014 Año de la Dieta Mediterránea».
Así va la cosa. Y lo peor es que ni siquiera hay una alternativa: la oposición no parece mejor y en este mundo de mediocridades nos encontramos instalados. íšltimamente no hago más que encontrar faltas de ortografía en rótulos de las noticias, en periódicos… y me imagino esos ambientes de trabajo, inundados por la mediocridad y quizá la rutina. Por cierto, hay una empresa llamada Apple, que creo valora otro tipo de cosas y ya vale tanto como Telefónica, Santander, BBVA, Inditex, Iberdrola y Repsol juntas. Tomemos nota, que algo harán bien.
Y de entre toda esa mediocridad es casi obvio que destaque lo mínimamente bueno, como el Barí§a de Guardiola. Yo ya termino, pidiéndoos un favor. Que leáis un artículo de Raúl Hernández llamado Un proyecto de 20 años, en el que dice cosas como:
No pude por menos, mientras escuchaba a Guardiola, que pensar en España como país. Inmersos en una crisis de caballo, respecto a la que ya dije hace tiempo (va para dos años) que era enormemente pesimista. Vemos como los políticos se dan por satisfechos (¡manda narices!) con aplicar parches cortoplacistas («a ver si hay suerte»), echar la culpa a los de afuera, cuando no directamente se lavan las manos. Eso los que gobiernan, mientras los otros se frotan las manos esperando a ver cómo caen los rivales como fruta madura para así subirse a la poltrona sin aportar nada valioso. Y, con este panorama, aún se quejan de que «no hay confianza en España». ¿Pero qué confianza va a haber? ¿Alguien ha dicho, se ha parado a pensar si quiera, qué idea de España quieren poner en marcha, qué proyecto de país queremos para dentro de 30 años, qué «hoja de ruta» vamos a seguir, a dónde va a apuntar nuestra brújula? Sin eso… ¿qué medidas se van a tomar? Pues las que estamos viendo: reformas superficiales, hechas deprisa y corriendo, un día en un sentido y al día siguiente en sentido contrario… de las que encima se esperan resultados milagrosos. Vamos dando palos de ciego. Así, ¿qué confianza vamos a generar?
Un proyecto de país. Una idea que poner a germinar. La conciencia de que el corto plazo probablemente no tiene arreglo, que los esfuerzos que hagamos ahora empezarán a dar sus frutos dentro de unos años. Pero si al menos somos capaces de transmitir, tanto al exterior como a nosotros mismos, que tenemos un plan, una estrategia, que sabemos a dónde vamos… empezaremos a dar pasos sensatos, coordinados, orientados. Y la confianza empezará a fluir.
Una vez más me quito el sombrero ante tus artículos, Consultor Anónimo.