Damos por hecho que nuestro trabajo estará ahí por mucho tiempo. Damos por hecho además que nuestros clientes seguirán ahí y nunca tendremos problemas. Damos por hecho que nuestra pareja seguirá ahí y que el piso siempre podrá pagarse. Pedro Simón acaba de publicar un artículo llamado Dar por hecho y que debería hacernos reflexionar. Un poco.