Cosas en las que creo

1. Creo en la gente que busca cambiar las cosas, en los inconformistas.

2. Creo en los que no se acomodan y buscan siempre una mejor manera de hacer las cosas.

3. Creo en los románticos, en aquellos que no se ponen trabas a sus ideas, porque son al final los que terminan triunfando.

4. Creo en aquellos que no se adaptan a una vida, sino que consiguen que su vida se adapte a ellos.

5. Creo en aquellos que creen que un mundo mejor es posible, aunque sus ideas tengan imperfecciones. ¿Acaso no tienen imperfecciones los poderosos? ¿Qué imperfecciones prefieres tú?

6. Creo en aquellos que deciden romper con las reglas, que no se quejan de la hipoteca o de lo cara que está la gasolina porque simplemente han decidido no entrar en ese juego y no comprarse un coche o atarse a un piso.

7. Creo en los que creen que menos es más y que menos a menudo es mejor.

8. Creo en todos aquellos que creen y luchan dí­a tras dí­a por lo que creen, porque ninguna lucha cae en saco roto.

9. Creo en todos aquellos que se levantan tras caer, una y otra vez.

10. Creo en aquellos que prefieren la verdad a la paz.

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La parra del balcón de Unamuno

Enfrente de mi nueva casa hay una parra, pegada a un balcón: es el balcón de la Casa Museo Unamuno en Salamanca porque Unamuno vivió ahí­, en la antigua casa rectoral de la Universidad de Salamanca.

Unamuno compuso un soneto llamado «A la parra de mi balcón», dedicada a la parra que veí­a el escritor vasco cada vez que se sentaba a escribir en una de las estancias de su casa, y que a dí­a de hoy aún sigue existiendo y se puede visitar (de hecho es uno de mis rincones favoritos de Salamanca).

Así­ que hoy, como tengo un dí­a bastante unamuniano, os dejo con el soneto:

El sol de otoño ciernes de mi alcoba
en el ancho balcón, rectoral parra
que de zarcillos con la tierna garra
prendes su hierro. Y rimo alguna trova

en ratos que el oficio no me roba
á tu susurro, de esta tierra charra
viejo eco de canción. No irán á jarra
cual las que sufren del lagar la soba,

parra de mi balcón, tus verdes uvas;
para mi mesa guardo los opimos
frutos del sol de otoño bien repletos;

no quiero que prensados en las cubas
de vino se confundan mis racimos
y con ellos se pierdan mis sonetos.