Lo admito: soy fan de MyTaxi. Soy bastante fan, en realidad. Después de años con disrupciones en tecnologías para que podamos contarle al mundo de manera más eficaz y rápida lo que estamos comiendo, es genial poder ver que empiezan a llegar innovaciones fantásticas que nos pueden cambiar cosas que hacemos con frecuencia, como pedir un taxi en Madrid.
Me gusta MyTaxi porque, entre otras cosas, te permite reducir la habitual fricción que existe al usar un taxi: básicamente que te toque un taxista malencarado, que intenta ser Kimi Räikkí¶nen por la Castellana y que aún por encima tenga un Skoda Octavia destartalado. Ya que vas a pagar por un servicio, al menos que sea decente, ¿no? Y MyTaxi tiene detalles muy chulos, como que puedas valorar a tu conductor y que, a la hora de pedir taxis puedas pedir que tu taxista sea alguien con una review media de 5 estrellas o que tu taxi sea híbrido. Innovaciones razonables.
En la oficina, como puede imaginarse uno, usamos bastantes taxis a diario para ir a ver a nuestros clientes, y MyTaxi ha ido convenciéndonos poco a poco a todos, de manera absolutamente viral por el boca a boca, hasta haber conseguido que tengamos una cuenta de empresa en la aplicación, lo cual es un poco complicado cuando también usas la app para tus taxis personales pero lo cierto es que los pros son mayores que los contras. Solo tienes que desactivar la casilla de ‘empresa’ al pedirlo, teniendo cuidado de no desactivar mis otras casillas por defecto para evitar arriesgar y que me toque un mal taxista. Y eso fue lo que me pasó el otro día.
Sí, shit happens y Murphy existe ahí, pero te fastidia que para un trayecto en taxi en el que tienes prisa al final pagues el doble de lo habitual por la manera de conducir y actitud del taxista en cuestión, lo cual es un problema. Pero, por suerte, como dije, MyTaxi tiene un apropiado sistema de valoraciones al final del viaje con el cual puedes desahogarte en situaciones así. Y todo hubiese quedado ahí si no fuese porque al día siguiente recibí un e-mail. Era un e-mail de varias personas de MyTaxi preguntándome por mi problema del día anterior y ofreciéndome una solución razonable al respecto.
Aquel e-mail no era un e-mail automático: era un e-mail de Manuel, Cristina y Bruno, del equipo de MyTaxi España, que realmente fueron reactivos a un problema y le pusieron solución de manera personalizada. En mi caso concreto, acostumbrado a estar siempre al otro lado, intentando venderles a las empresas los beneficios de este tipo de actitudes, no pude sino que escribirles aplaudiéndoles su actitud y su valentía como empresa para gestionar algo tan complicado como una mala experiencia en un taxi (de un tercero), pero usando su servicio.
Todo esto viene por una charla que ha dado hace no mucho Marco Arment, un tipo que me cae bastante bien y que es más o menos desconocido por aquí, pese a que ha sido el creador de Instapaper y, si mal no recuerdo, uno de los primeros empleados de Tumblr. En su charla, Marco habla de su experiencia desarrollando estos proyectos y de cómo cambiar el mundo desde el punto de vista de un desarrollador independiente, fuera de grandes corporaciones. Y sí, también habla de las personas.
De veras, si controláis de inglés y tenéis 26 minutos disponibles este fin de semana, echadle un ojo en Youtube a la charla de Marco en el XOXO 2013. Merece la pena.