Mi relación con iOS

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Recuerdo perfectamente la primera vez que probé iOS: no se llamaba iOS y era el primer modelo de iPhone en salir al mercado, que solo se vendí­a en USA. Manueru (no sé a dónde enlazar, dejó Twitter y los blogs) habí­a traí­do uno de USA y en unas Navidades en Galicia se ofreció a dejármelo una semana, antes de decidirme por uno o no.

El primer iPhone

Recuerdo que estuve una semana con aquel teléfono, probándolo en casa, y si me quedo con algo era con una sensación agridulce, pues aquel iPhone aún no tení­a App Store, sino simplemente la posibilidad de acceder, Safari mediante, a versiones móviles de muchos sitios web.

Además de no tener App Store, aquel iPhone tení­a varias particularidades como el tema del conector de auriculares que no era estándar, una cámara regular, no tení­a 3G, pero sí­ era radicalmente distinto a todo lo que habí­a en aquel momento en el mercado, como por ejemplo el Nokia N95. No recuerdo qué teléfono tení­a exactamente en aquel momento pero casi seguro que yo también tení­a un Nokia: en aquellos años tuve un Nokia E65 y un Nokia N70.

Toda aquella experiencia con Nokia se resumí­a en un teléfono que funcionaba bastante bien -en comparación con lo que habí­a en aquel momento- pero que tení­a sus lí­mites con Symbian y un navegador que siempre dejaba algo que desear, comparado con aquella experiencia de usuario, impecable en el navegador de aquel iPhone, aunque fuese por WiFi.

Y devolví­ el iPhone a la semana de uso con una experiencia que podrí­a resumirse en «Me parece muy caro pagar por tener algo para navegar por WiFi en casa, a un tamaño pequeño de pantalla, con un iPod y poca capacidad».

iPhone 3G/3GS: un pequeño gran paso.

Recuerdo perfectamente todo lo vivido con el iphone 3G, por muchas personas cercanas a mí­ que se lo compraron, pues supuso entre otras cosas la venta -sin historias raras- del iPhone en España, directamente a través de operadoras.

Sin duda, llegaron las aplicaciones, que bajo mi punto de vista comenzaron a suponer un gran punto a favor para probar aquel terminal. Pese a una mejora de procesador y de cámara que se notaban pero seguí­an siendo insuficientes, el iPhone 3G supuso probablemente el mayor salto del iPhone hasta el momento.

Y poco a poco, de repente, empezaban a salir aplicaciones bastante decentes para aquel terminal: clientes de Twitter, periódicos como El Paí­s…y empresas estables que decidí­an apostar por aquel ecosistema, con unos usuarios que parecí­a estaban dispuestos a pagar por aquellas aplicaciones, con una red 3G bastante decente donde poder sacar todo el partido a aquel terminar.

Poco después, con el iPhone 3GS, llegó mi primer iPhone, con una mejora incremental de velocidad y de cámara. Si bien aún creo que aquel iPhone 3GS libre falla en parte de su hardware, como el habitual corte que le sale en la parte de atrás, Apple parecí­a emprender una senda bastante decente.

Con el iPhone 3GS uno podí­a tener en la palma de su mano un terminal a una velocidad bastante decente combinado con un iPod y con miles de aplicaciones de un ecosistema que estaba despegando a la velocidad de la luz. Sin duda fue todo aquello lo que me animó, impulsado además por gente que en la Universidad desarrollaba y probaba a hacer aplicaciones para iPhone.

iPhone 4/4S, el futuro

Ahora mismo yo tengo un iPhone 4, en blanco, que conseguí­ animado por el estado del hardware de mi anterior iPhone, el 3GS, al que cada vez le duraba menos la baterí­a y estaba bastante desgastado. Y, sin duda alguna, en el aspecto estético el iPhone 4 me parece un teléfono con el que me conformo en muchos de los aspectos.

Pero, sin duda alguna, el problema de la baterí­a es algo de lo que me sigo quejando, de iPhone y en general de todos los smartphones. Apple trabaja para que cada versión de iOS consuma menos baterí­a pero tampoco hay saltos enormes en cuanto a capacidad (en hardware) de baterí­a entre modelo y modelo de iPhone. ¿Por qué?

Con el iPhone 4 y el 4S Apple ha sabido apostar a su manera por lo que le ha salido bien hasta ahora: un ecosistema cerrado donde poder preservar al máximo una experiencia de usuario, a base de sacrificar ciertas libertades. ¿Es mejor o es peor? Sin duda alguna cada cual tendrá su posición tomada al respecto, pero sin duda alguna, hay algo que no se puede negar: Simplemente funciona.