El triunfo con letras mayúsculas es, en muchas ocasiones, irónicamente, una forma de fracaso, pues comporta demasiadas obligaciones añadidas, demasiados comportamientos artificiales a tu alrededor y, lo peor de todo, demasiados odios sordos y gratuitos que pueden acabar machacándote. Una lata.
Entrevista de 2005 en El País a Jacobo Siruela, rescatada de casualidad hoy en Twitter.