¿Qué fue primero?

íšltimamente le doy vueltas a una manera de pensar un tanto distinta, ejemplificada al 100% en un aspecto: el iPad/iPhone.

¿Qué salió primero al mercado: el iPhone o el iPad? El iPhone. ¿Qué desarrollo fue anterior? Todo parece indicar que el del iPad, aunque saliese después. ¿Qué es más vendible? El iPhone, probablemente, porque es más económico y es algo más cercano a algo ya conocido: los smartphones.

¿Serí­a posible el iPad después del iPhone? Ya hemos visto que sí­. ¿Serí­a posible el iPhone después del iPad? Podrí­a ser que no, debido a las probables pocas ventas que hubiese tenido el iPad sin que la gente hubiese conocido antes el iPhone.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que a veces tenemos una idea en la cabeza que debe evolucionar un poco antes de plasmarse y que quizá sea necesario lanzar antes una idea similar pero más adaptada al público general que funcione a modo de introducción a un paradigma nuevo sin que la gente se dé cuenta realmente hasta que no lo vea todo.

Es, al fin y al cabo, esa metáfora que leí­ alguna vez: todo animal huirá si lo sumergimos en agua hirviendo pero probablemente no lo haga si aumentamos gradualmente la temperatura. Es, al fin y al cabo, la propia dinámica de los cambios, el sacrificio de unas ideas por otras con tal de conseguir, al final de todo, que todas nuestras ideas tengan sentido y formen una idea mayor y mejor.