Madrid, dependiendo cuándo y qué visites, es una ciudad u otra, la capital polivalente. ¿Que vas a Sol? La ciudad guiri. ¿Que vas de noche por la calle Montera? La ciudad putera. ¿Que vas al trabajo a las siete y pico de la mañana? La ciudad zombi.
En este mes que estoy estrenando el intercambiador de Plaza de Castilla a horas tempranas ya he visto de todo en cuanto a situaciones zombis: un señor intentando meter insistentemente (lo intentó como 5 veces) algo que no era el abono del metro en la entrada, una señora que pierde el Metro por no abrir la puerta cuando estaba parado y subirse… cosas que no creeríais. Pero lo mejor ha venido hoy.
Lunes, Agosto, siete y pico de la mañana. Subo andando Bravo Murillo, aprovechando el genial fresco mañanero que pegaba por la capital. El semáforo de entrada a Plaza de Castilla (donde el obelisco) estaba en rojo, y estaban varios coches esperando. Sube una ambulancia con las luces y las sirenas por Bravo Murillo, justo el semáforo se estaba poniendo en verde. ¿Qué pasó?
Que no sólo los conductores no se dieron cuenta del semáforo sino que no se enteraron de la ambulancia, que tuvo que pitar para que los conductores reaccionasen, arrancasen y se apartasen: una conductora se estaba pintando los ojos, el otro estaba con cara de dormido… un panorama.
Así que aquí os lo digo, señores del Interurbano de Madrid: pongan a prueba transporte coche-cama a Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Getafe, Móstoles y demás. Arrasan.
(La foto es de Mauro)